Tal y como comentaba en el artículo sobre cómo mantener la cordura con pequeños cambios en tu vida…
He decidido que hay algunas tareas de mi jornada que no quiero que estén en digital.
El 90% de mi trabajo es “en la nube”, mi cartera de aplicaciones de uso diario tiene un abanico de más de 20 herramientas.
Que si Slack para comunicarme, que si Asana para las tareas, que si email para que no se me olvide nada.
He descubierto que todo lo que está en mi cabeza ocupa un espacio, por pequeño que sea, así que cualquier cosa que se me pasa la anoto en
algún sitio.
David Allen, en su libro “Organízate con eficacia” recomienda tener un medio de captación rápida de cualquier tarea.
Algo que no requiera de más de dos acciones para poder quitar de tu cerebro eso que acaba de aparecer de la nada.
Está más que comprobado que cada vez que interrumpimos una tarea para hacer cualquier otra cosa a nuestra mente le cuesta volver a enfocarse.
Así que ya ves, he vuelto a lo de toda la vida. Una libreta y un bolígrafo, siempre a mano.
Por un lado escribo ideas y tareas para clientes y por el otro lado (sí, le doy la vuelta, como hacíamos de adolescentes para tomar apuntes de dos asignaturas) las de proyectos propios.
¿Te animas a probarlo? ¿Nos alejamos del teclado y las pantallas por un rato?
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